El Olvido Bajo La Tormenta [1]
En el centro de la composición se alzan dos grandes tinajas cilíndricas de color amarillo, desgastadas por el tiempo y cubiertas de manchas y musgo, que evocan una sensación de abandono y memoria rural. El terreno rojizo y árido sobre el que descansan contrasta con la vegetación dispersa: algunos árboles verdes y otros desnudos, testigos silenciosos del paso de las estaciones.
El cielo, protagonista indiscutible, está cubierto de nubes densas y dramáticas, con matices grises y claros que sugieren la inminencia de una tormenta o el final de una lluvia reciente. La atmósfera es intensa y melancólica, transmitiendo una sensación de soledad y resistencia.
Al fondo, el horizonte se extiende en líneas suaves, con campos y una estructura lejana que refuerzan la profundidad y el carácter rural de la escena. La paleta de colores --amarillos envejecidos, tierras rojizas y verdes apagados-- acentúa el contraste entre lo artificial y lo natural, lo permanente y lo efímero.